¿Recuerdas el dicho «Comienza por casa»?
Aunque no lo creas ¡También aplica al liderazgo!
Comenzar por casa – en el liderazgo – implica adoptar principios que luego se convertirán en valores que, en la práctica, manifestarán tu integridad, la misma que te hará confiable ante otros, aumentando tu influencia y desarrollando tu liderazgo.
En este proceso, sin embargo, quiero hacerte notar la importancia de los «valores», esas razones, virtudes o criterios que decides vivir, pues ellos pueden determinar 3 aspectos clave para tu liderazgo y posterior éxito:
1) Tu confiabilidad. Si no eres confiable, la gente – tu equipo – no estarán dispuestos a dar lo mejor de ellos porque dudarán – siempre o casi siempre – de tus verdaderas intenciones.
«Si me ocupo de mi carácter, mi reputación se ocupará de sí misma»
D.L. Moody
2) Tus relaciones con otros. Tus valores – o la ausencia de ellos – afectarán tu forma de pensar acerca de las personas de tu equipo, es decir, te inclinarán a verlos como fichas que juegan a tu favor, o como elementos clave para lograr la visión. Si adoptas el primer enfoque, ellos se darán cuenta y sólo te seguirán por obligación; pero si adoptas el segundo, estarán dispuestos a avanzar contigo.
«A nadie le importa cuánto sabes, hasta que saben cuánto les importas»
John Maxwell
3) Tu respuesta en tiempos de crisis. El principal «problema» de las crisis es que muestran quiénes somos en verdad, sí tenemos un enfoque empático y colaborativo, ése sobresaldrá y tendrá el potencial de dar estabilidad al equipo; pero si, por el otro lado, sólo considera mi agenda, resultará en un actuar egoísta.
Vale más dominarse a sí mismo, que dominar una ciudad – Pr. 16;32b
Para crecer en el liderazgo, debemos asumir el desafío de ser mejores, primero, cómo personas y luego, como líderes.
